24 de Julio de 2017.
Todos los individuos somos productores y consumidores a la vez. Vendemos nuestro trabajo o producto sólo para comprar el trabajo o el producto de otros. Cambiamos de sombrero constantemente. Cuando usamos el sombrero de productor, nuestros intereses son egoistas y buscamos la escasez: el productor de café tico se alegra cuando hay una helada en Brasil; le gusta la escasez. Los abogados, médicos, ingenieros y otros limitan la oferta por medio de los colegios; promueven la escasez. Los empresarios agrícolas e industriales se benefician de la escasez causada por los aranceles. Los empresarios industriales aumentan las barreras de entrada con regulación mercantilista, limitando la competencia, como es el caso del cemento y otros. Las aerolíneas utilizan la Dirección General de Aviación Civil para limitar la oferta. Ahora bien, cuando usamos el sombrero de consumidor y vamos al mercado en esa condición, queremos abundancia; queremos que la cosecha de todos sea muy buena, que abunden los teléfonos, automóviles, seguros, alimentos, medicinas, salud, cines, seguros, servicios de conexión a Internet.