21 de octubre de 2017
Es muy extraño. Los revolucionarios radicales suelen emular los modelos evidentemente fracasados. Chávez decía, extasiado, que Venezuela viajaba al mar cubano de la felicidad. No sé si lo dijo él o se lo contó uno de los pajaritos que habla con Maduro, pero parece que el país llegó a su destino.
Ya no hay comida ni medicinas, abundan los presos políticos y los guardias aporrean en las calles a quienes protestan. Hace pocas semanas los policías y otros rufianes mataron a 150 jóvenes y jóvanas, como dice Maduro, un gobernante tenazmente preocupado por el género femenino. Los venezolanos mejor preparado se han largado al exilio y cunde la desesperanza. Igualito.
Artículo publicado en www.elblogdemontaner.com 21/10/2017. Leer artículo completo