19 Junio, 2017. MADRID.- Ocurrió a comienzos de los años sesenta, en París, cuando con Juan Goytisolo nos veíamos de tanto en tanto. No sé cómo había llegado a mis manos aquella revista del régimen, con un gran artículo en primera página, “Ese pertinaz don Juan”, acusándolo de atizar todas las conspiraciones que se tramaban en Francia contra la España de Franco. Se lo llevé y lo leímos juntos en un bistrot de Saint-Germain. Pocas veces lo volví a ver tan contento, a él, que era generalmente huraño y reservado. Aquella diatriba le confirmaba que estaba en la buena línea: la disidencia y la rebeldía eran ya su carta de identidad.
Artículo publicando en www.lanacion.com.ar 19/6/2017. Leer artículo completo