Bananeras. Por Mario Vargas Llosa

3 de diciembre, 2017.

Como el Cid Campeador, el Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, dictador de la República Dominicana por treintaiún años (1930-1961), sigue llevando a cabo proezas después de muerto. No son patrióticas, sino asesinatos internacionales, como se asegura en La rapsodia del crimen. Trujillo vs Castillo Armas (Grijalbo), libro que acaba de publicar el historiador y periodista dominicano Tony Raful.

¿Alguien se acuerda todavía del coronel Carlos Castillo Armas? La CIA, el presidente Eisenhower y su secretario de Estado, John Foster Dulles, lo pusieron al frente de un golpe de Estado que organizaron en 1954 contra el gobierno progresista de Jacobo Arbenz, en Guatemala, que se había atrevido a hacer una reforma agraria en el país y a cobrarle impuestos a la todopoderosa United Fruit. Tres años más tarde, el 26 de julio de 1957, aquel apocado coronel fue misteriosamente asesinado a balazos en un palacio de gobierno que, de manera muy oportuna, se había quedado esa noche sin escoltas ni funcionarios. Nadie creyó que el asesino fuera el solitario soldadito al que se incriminó. Se tejieron toda clase de conjeturas y fantasías sobre este crimen, pronto olvidado en los incesantes torbellinos políticos de lo que se llamaba entonces las repúblicas bananeras de Centroamérica.

Artículo publicado en www.elpais.com.ar 03/12/2017. Leer artículo completo