Desde el Potomac, me gustaría traer a los lectores cosas libres y mejores. Por lo pronto, les traigo gratitud y esta pequeña lista de mis pasiones confesables para que me conozcan mejor …
Regreso a colaborar en ABC, diario con el que tuve una carnal relación como articulista y corresponsal en la década de los 90´, veinte años después. A diferencia de los mosqueteros de Dumas, no vuelvo para salvarle el occipucio a Carlos I ni para batirme con la Fronda francesa, sino, atendiendo la honrosa invitación de esta centenaria institución del periodismo español, para tratar de encender una modesta cerilla liberal en la cueva oscura de los tiempos antiliberales que corren.
Colaboré con ABC en una década excesiva en entusiasmos: se venía abajo el imperio soviético, se fusionaban las dos Alemanias, la “Tercera Vía” de Blair y Clinton asumía, tosiendo y con disimulo, el triunfo tremebundo de Reagan y Thatcher, los chinos se volvían de derechas y América Latina subastaba el Estado. Presumíamos, y presumíamos mal, que la Historia se había pasado a nuestro bando.
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